"Su
imagen se desdibuja en el cristal empañado.
El
vapor se expande en la quietud del estado. Sustancias volátiles impregnan la piel sensible al tacto.
Los
escalofríos recorren su cuerpo,
frío
en la soledad del cuarto.Da cauce a la agudeza de los sentidos
y perfila con precisión los sonidos.
Una
gota cae en el agua mancillada.
Cual
choque brutal de continentes el impacto resuena en toda la estancia.
La
luz mortecina caldea el ambiente,
su
refulgir invita a la abstracción.La sala cambia de forma, indefinida, latente,
grotescas sombras danzan a su alrededor.
Y
ella, desnuda, no puede verlo,
contempla
su imagen absorta en el espejo. Rojo fulgor el cabello que exalta
la palidez marmórea que su piel acalla.
Cierra
los ojos, sutil acaricia su piel.
Débiles
roces que la sensibilidad avivacual brizna de aire helada.
Y
a lo lejos, de nuevo,
el
rumor de una gota que en el agua estalla.Las ánimas de la locura enturbian su mente,
furtivas ensoñaciones deforman su realidad consciente.
Y
de súbito, detrás de ella una silueta emerge,
extrañas
las manos que recorriendo su cuerpo obtienen deleite.Gélidos los ojos que atraviesan la carne
por donde la intimidad de la esencia muere.
Obnubilación
del presente,
en
la inmovilidad del tiempo el espacio se pierde,y disipando todo rastro de cordura
sobre ella la oscuridad se cierne.
Azul
la mirada que en su nuca se clava
En
el espejo, la superstición de vedados anhelos.
Y
ella, desnuda, no puede verlo,
todas
las fibras de su ser danzan en secretocuando desbocada la respiración y consumido el aliento
él, hermético, recorre su cuerpo.
Ritual
de lujuria y pecado, el aire evoca un olor a clavo y sándalo.
Es
la tentación cual serpiente que ofrece la manzana del árbol."
S. Hexentanz
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