martes, 17 de abril de 2012

Schönheit

Bella soy, ¡oh mortales!, como un sueño de piedra,
y mi seno, que a todos
siempre ha martirizado, para inspirar amor a los poetas medra
a la materia igual, inmortal y callado.
En el azul impero, incomprendida esfinge;
al blancor de los cisnes uno un corazón frío;
detesto el movimiento que a las líneas refringe,
y nunca lloro como jamás tampoco río.
Los poetas, al ver mis grandes ademanes,
que parecen prestados de altivos edificios,
consumirán sus días en austeros afanes;
Pues, para fascinar a amantes tan propicios,
tengo puros espejos que hacen las cosas bellas:
¡mis ojos, tan profundos, como eternas centellas!



Así os doy la bienvenida a mi nuevo santuario de la incomprensión, de beldades cuales Venus terrenales, de armonía para los sentidos, y senda para la reflexión e introspección.
En soledad e inmersa en la ardiente oscuridad, os abro la puerta a los abismos la mente. Su belleza, dependerá de los ojos que observen...

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